ANTE CUALQUIER SEÑAL DEBEMOS:



· Creerle y tomarlo en serio.
· Entender sus sentimientos y alentarlo a que actúe, luche, etcétera.
· Ayudarle a encontrar respuestas y alternativas para la vida.
· Hacerle saber que se desea ayudarlo y se sabe cómo.
· Facilitar que verbalice y exprese sus sentimientos.
· Explorar los motivos del intento sin temor y con seriedad.
· Enseñar al paciente que pida ayuda en los momentos de angustia antes de tomar decisiones.
· Estimular sus cualidades positivas y éxitos recientes.
· Buscarle ayuda profesional especializada (psicólogo, psiquiatra)
· Visitar a su familia y orientarla sobre cómo apoyar y comunicarse clara y directamente con el suicida.
· No retar al paciente, ni aliarse a su solución de muerte.
· Ayudarlo, darle cariño, seguridad y no juzgarlo.
· Entrenar a su familia en la realización de comunicaciones cálidas y espontáneas entre sus miembros.
· Darle apoyo emocional y de soluciones a los familiares.
· Propiciar la comunicación del individuo en riesgo y su familia con grupos de autoayuda del escenario comunitario.